No se trata solo de un tema de costos y papeles; la forma jurídica que adopta un negocio puede impulsar o frenar su crecimiento. Desde el menos complejo, como es en la actualidad el monotributo, hasta el modelo de mayor complejidad, que es la Sociedad Anónima, son varias las opciones para llevar adelante un negocio cumpliendo con los requerimientos de inscripciones formales del Estado.

Se trata de diversas formas de pagar impuestos, asumir responsabilidades legales y presentar documentación, entre otros aspectos, que impactan en los costos, la burocracia y las posibilidades de crecimiento del negocio.

A continuación, un breve repaso de cada modalidad de empezar el negocio y sus características destacadas, comenzando desde el formato más simple y siguiendo un orden creciente en calidad y complejidad:

  • Monotributo: “Recién empiezo”. Se trata de la forma mas simple y de bajo costo para inscribirse y cumplir con la mayor parte de los impuestos en una cuota única. La inscripción es personal, por lo que se responde de forma ilimitada y no se constituye una sociedad. Para mantenerse en este régimen simplificado no pueden superarse ciertos límites de facturación, empleados, superficie de trabajo y consumo de energía. En el mercado suele percibirse como una empresa chica y puede ser solo unipersonal ya que la ultima reforma eliminó la posibilida de sociedades monotributistas.
  • Persona física Responsable Inscripto: “Empiezo a crecer o soy un profesional sin estructura”. A medida que aumenta el volumen de facturación o se superan otros límites del monotributo, resulta necesario inscribirse en forma personal y separada ante cada impuesto. Esta forma es también recomendable, aun al inicio, si se realizan compraventas porque permite un mejor aprovechamiento del IVA. La figura de persona humana inscripta no tiene límites de facturación o cantidad de empleados, pero resulta riesgosa para el patrimonio personal, y se percibe como una empresa reducida o como la forma elegida por profesionales universitarios. Y, en caso de que nos vaya mal, podemos quedar inhabilitados para ejercer el comercio o sufrir en el patrimonio personal el perjuicio.
  • Sociedad de hecho (SH)/Sociedades simples: “¿Somos o no somos una sociedad?”. Si bien el nuevo Código Civil y Comercial de la Nacion da un marco más sólido a estas sociedades, elegidas en la práctica por su bajo costo, los riesgos que asumen los socios ilimitados mas la imagen de empresa pequeña la hacen una de las formas menos recomendadas por los expertos. No obstante tiene como beneficios menores costos en impuesto a las ganancias y menos requisitos de constitucion y de administracion que una sociedad “regular”.
  • Sociedades por acciones simplificadas (SAS): “Puedo casi todo, de forma rápida y simple”.Este nuevo modelo societario incorporado a las leyes argentinas en 2017 con la llamada Ley de Emprendedores, permite acceder a los beneficios de una sociedad formalmente constituida, aun con un solo socio, y con relativo bajo costo y complejidad. Se trata de una persona jurídica separada de sus socios, por lo que los riesgos patrimoniales se limitan al capital integrado; no tiene límites de facturación ni de cantidad de empleados. Resulta, además, en una imagen de empresa moderna y emprendedora, que puede abrir las puertas a inversiones, licitaciones y negocios con grandes empresas. Es la figura más recomendada para una pyme en crecimiento. En Neuquen está reglamentada la posibilidad de inscripcion pero el Registro Publico aún no lo ha puesto operativo.
  • Sociedad de Responsabilidad Limitada (SRL): “Somos una sociedad formalizada”.Por ventajas impositivas y de costos que tuvo en algún momento, es una forma adoptada por muchas pymes, que han superado sus primeras etapas de crecimiento y hoy son de pequeñas a grandes, manteniendo el capital del negocio separado del de sus socios. Sin embargo, los costos para hacer cambios o incorporar inversiones, entre otros aspectos burocráticos, no la hacen hoy la opción más recomendable para quien arranca con una sociedad. Hoy en día, “SAS mata SRL”.
  • Sociedad Anónima (SA): “Ya podemos ser una empresa grande”.Se trata de la forma más compleja que permiten las leyes nacionales y, por lo tanto, la elegida por la mayoría de las grandes empresas. Tiene muchas ventajas, como la limitación de las responsabilidades, la toma y emisión de deuda, el acceso a importación y exportación, ente otras. Sin embargo, puede resultar costosa de crear y administrar para una pyme.

Para elegir la forma adecuada para tu negocio, debés tener en cuenta no solo el momento actual, sino tus proyecciones y aspiraciones. Si bien pueden realizarse cambios a lo largo de la vida de un negocio, la decisión inicial suele ser clave. No se trata solo de un tema de costos y papeles; la forma jurídica que adopta un negocio puede impulsar o frenar su crecimiento. Tené en cuenta las particularidades de tu negocio y buscá asesoramiento especializado.